lunes, 9 de agosto de 2010

Una rubia puede crear un blog

No es difícil, nada difícil, que digo... ¡es muy fácil! y entretiene... una cosa mala.
Veinte de cada cien mujeres son rubias o al menos lo son cuando nacen (de media en todo el mundo claro, imagino que en Suecia serán 90 de cada 100, y en Uganda...) y pese a que el porcentaje no es muy elevado son muchos los que han visto un nicho de mercado en nosotras. ¿Acaso hay champús para morenas? no me refiero a tintes vegetales o productos cubre canas... sino un champú 'oscurecedor' o productos capilares para obtener reflejos 'negros'. ¿Por qué? Yo creo que porque nosotras los compramos y, es más, estamos encantadas de conseguir un inapreciable reflejo dorado sólo con pasar por la ducha. Mira que nos fastidia reconocer que nos retocamos las mechas o que cada mes toca revisión de raíces. Mis amigas morenas o castañas no tienen ni medio problema, la mayoría no pisa la pelu, salvo en contadas ocasiones... y lo que ahorran lo invierten en fondo de armario.

Hace poco tiempo me levanté una mañana decidida a dejar de ser rubia y fui a la peluquería de mi barrio (bueno, ahora es la del barrio de mi madre) y le dije al regente "tíñeme el pelo para que nunca más me tenga que retocar las raíces"... y me tiñó de morena, así sin complicarse la vida. En esa época yo no atravesaba un momento demasiado bueno y me ví sin autoridad moral para rebatirle su genial idea... me dejé hacer, como quien va al dentista porque necesita un empaste. Fué ahí cuando mi hermano empezó a llamarme 'la peliblanca', mi chico me dijo que era la única rubia que conocía que se había oscurecido el pelo ("joder pero si todas las tías queréis ser rubias... es que a veces no te entiendo de verdad... y deja de llorar que nadie te ha obligado ¡¿no?!" me decía) y mis amigas me miraban con pena mientras me soltaban: "el corte... no está mal". Ese se convirtió en mi mayor problema y los problemas de verdad pasaron a un segundo plano, con lo cual no todo fue tan malo.

Al cabo de unos meses volví a ser yo nuevamente, con mis mechas y mis cosas. Ya os las iré contando.

2 comentarios:

  1. No sé si las rubias van al cielo... ¡pero sí sé que van a todas partes!

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  2. Me siento completamente identificada con LA rubia :) yo también lo soy, aunque no tan auténtica: lejos de tener una base natural de 10 me conformo con un 9 subidito que los expertos se empeñan en calificar como rubio ceniza pero que para una usuaria, no deja de ser un castaño quiero y no puedo.. eso si, muy apañao y con el que se puede hacer casi de todo. La genética castellana de mis padres pudo más que los vientos nórdicos de mi nacimiento :( Tras muchos años de mechas a la espalda, decidí no hace mucho reconciliarme con mi base natural (eso si, no puedo prescindir de unas pinceladas blondie..) para evitar el "desconfort" de las raíces. Porque aunque las profanas en la materia se empeñen en decirte eso de "que bien te sienta ese rubio californiano", la verdad es que en cuanto asoma un poco de raíz, la voz rubia sale al paso gritando "arregla ese estropicio ya... necesito papel albal en vena y mucho decolorante". Tu lado yonki, vamos!. Así que ayer hice todo lo que no se tiene que hacer (las hormonas dixit): me fuí a una peluquería que no era la mía, me puse en mano de un colorista que no era el mío y escudriné todas las revistas profesionales que tenían. Y con todo, el experimento salió bien! No sé cuánto aguantaré con este nuevo look...
    Os mantendré informadas

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