jueves, 22 de noviembre de 2012

Yo soy más de teloneros


Así es, siempre me han gustado los primeros que salen a escena, esos que finiquitan la espera. El aperitivo, eso es; el aperitivo es lo mejor siempre.

Bueno, a lo que voy. Me aficioné tanto a los teloneros que varias veces compré entradas a conciertos para ir a ver al grupo ‘b’ y marcharme tan contenta antes de que saliese a tocar el responsable de que tooooodo ese público estuviese allí reunido.

Cuando te vas de un concierto antes de que empiece la gente te mira raro: “Uy mira la rubia que se ha cansao (es que como casi siempre eran en Almería la expresión era exactamente ésa)”. Pero no, más feliz que una perdiz me iba yo después de cantar como una loca esas canciones que casi nadie sabía (porque además yo soy mucho de canciones de cara B, pero ese es otro post).

 Al grano que me salen ramas. El otro día una de mis amigas me dijo, de pasada, que iba al concierto de Un pingüino en mi ascensor y se quedó tan ancha. Ése era el telonero que más perseguí en mi adolescencia. Tenía TDKs llenas y llenas con sus canciones, qué recuerdos… Me acoplé.

 Qué decir: colosal, aunque el sonido era malísimo; soberbio, aunque no se entendían las letras; divertido, sin aunques.

 Lo que tenía pinta de acabar igual de bien que empezó se enturbió porque una vez más saqué a relucir la rubia más absurda que hay en mí. Os explico.

 Acaba el concierto y como buena grupi llego hasta ellos (José Luis Moro y Mario Gil para más señas) y me hago la mítica foto. Y como no puedo estar callada le digo:

 - José Luis, me ha encantado, qué pena que no hayas cantado la del melocotón.

 - ¿Cuál? -me dice ojiplático mientras se retira la Heineken de los labios.

 - Sí hombre, la del melocotón- insisto yo, desperdiciando una oportunidad única de callarme.

 - Ésa no es mía- me contesta.

 - Que sí hombre que sí…- y voy y se la canto (noooooooo rubia nooooooo).- “Y así lloró el melocotón cuando el cuchiiiiiillo lo pelóóóóóóóó”.

 Él, que es, imagino, un hombre educado, me mira como con pena, le da un sorbo a la Heineken y me dice:

 - Encantado; pero esa canción no es mía.

 
Un poco confundida volví con mis amigos, uno de ellos lo había presenciado todo y lloraba de la risa. Saqué el móvil y tecleé en google: Melocotón, cuchillo, canción… ¡Mierda! Es de Pabellón Psiquiátrico, otro gran aperitivo.

 

3 comentarios:

  1. Tu si que eres un buen aperitivo

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  2. ¿Es realmente necesaria esa exposición pública de las minusvalías cognitivas de la rubia autora del blog?

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    1. Hola Wella, Sí por supuesto que lo es, lo que no es necesario es que lo leas, aunque veo que no lo puedes evitar, je je. Hasta el próximo post.

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