lunes, 6 de diciembre de 2010

¿Todos los controladores van al cielo?

Una vez, hace mucho tiempo, ví un anuncio en el cine que me dio una pena tremenda, era de la cadena de restaurantes La vaca argentina. Una voz en off decía "¿donde van las vacas buenas?", mientras en la imagen se veía a diez o doce vaquitas con coronas de santo y alitas, la voz en off seguía diciendo: "al cielo". Después la misma voz preguntaba ¿y las vaquitas muy buenas donde van? y en la gran pantalla se veían unas vacas supermonas pastando en el prado, jugando y con dos coronas de santo cada una. Finalmente la voz sentenciaba muy ufana "¡a la parrilla!". ¡Ay! Casi se me saltan las lágrimas, me pareció de una crueldad sin límites. Reconozco que he seguido comiendo carne de vaca, pero nunca ha sido igual. Bueno dicho esto concluyo que aunque me encantaría que los controladores aéreos fuesen a la parrilla, no será posible porque la bondad no es una se sus características principales... ni secundarias. Tampoco van al cielo, ni siquiera hacen que otros vayan, no ya no... y espero que de aquí en adelante no lo hagan nunca más, al menos no los que lo hacían hasta ahora, sino gente nueva, normal. Sin más pretensiones que las de trabajar para vivir, bien por supuesto, y que el resto podamos hacerlo, cada uno de acuerdo con sus posibilidades pero sin fastidiarle la vida a nadie y sin contribuir a que mi raíz crezca y crezca. Ya me tocaba darme las mechas en Almería... pero mi vuelo no salió. (Esto no es cierto pero de haberlo sido no quedaría viva ni una sola torre de control aeroportuaria... habrían ardido todas).

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Cráneos Privilegiados

He tenido unos días libres y... he estado pensando... sí. Al cabo de un rato, estaba agotada y he dejado de hacerlo. Las conclusiones que he obtenido después de mis tribulaciones me han dejado mucho desconfort. Y es que no es para menos... veréis. Pensad un momento en mujeres famosas que conozcáis, pero no personalmente sino de verlas en la tele, en películas, revistas...que sean rubias: Belén Esteban, Paris Hilton, Britney Spears, Sofía Mazagatos, Marta Sánchez, Melannie Griffith... Hay muchas más claro pero prefiero descansar aquí. Ahora piensa en otras que no tengan el pelo como los chorros del oro: Penélope Cruz, Julia Roberts, Amaral, Isabel Preysler... A ver, teniendo en cuenta que ninguna de ellas ha ganado el Nobel de ciencia sí podemos observar una gran diferencia, a unas se les da bien construir frases con sujeto verbo y predicado y a otras no... que pena que sean las rubias las que tienen más dificultad para expresarse ¿por queeeeeeeee? Llegado a este punto sólo me consuela pensar en Rafaella Carrá, tan rubia y con tan buena oratoria... y en Amy Whitehouse, tan morena y tan, tan, tan... ay no me sale nada.

domingo, 24 de octubre de 2010

Yo tuve un Chanel

Durante estos días en los que no me he manifestado me ha pasado de todo, ha habido desconfort, trabajo y muchas muchas cosas de rubias.

Me fui con mi amigo Álvaro de 'compras' (lo entrecomillo porque mi cuenta corriente no soportaría ver ese verbo al desnudo), era una mañana laboral pero nosotros teníamos el día libre. Durante nuestro paseo por Madrid adquirimos exactamente un pijama infantil que simulaba ser un tigre, con rabito y todo, y unos cuantas cápsulas de Nespresso. Así que íbamos con nuestras dos bolsas tan contentos.
De repente le conté a Alvaro que yo una vez tuve un Chanel (un bolso), verdadero, aunque siempre que me lo puse (tres veces) tuve la sensación de que todo el mundo pensaba que era una imitación... El caso es que me lo regalaron y con las mismas me lo robaron y me quedé fatal, como ida. Así que le propuse a mi acompañante ir a Chanel para enseñarle el bolso que un día tuve, le encantó la idea. También quería enseñarle un modelo que había visto hace años en nosequé revista... en fin queríamos entretenernos.
Llegamos a la boutique, localizo el bolso robado y se lo enseño "Mira era parecido a este (2.160 euros)". De repente se acerca una dependienta y nos pregunta muy amable"¿Os puedo ayudar?". "Quería enseñarle un bolso marrón, como de piel envejecida y cadena dorada... pero no lo veo" "A ver -me dice ella- era como piel punteada" "No, envejecida", le digo yo (que ya me quería ir). "No me suena que esta temporada haya alguno así pero echad un vistazo por si véis otro que os guste". Yo me hubiese marchado encantada pero Álvaro me llevó a la otra punta de tienda para ver un traje. Y cuando más relajados estábamos curioseando entre tweed y tweed, vuelve la amable dependienta. "El caso es que voy a mirar en el almacen porque a veces quedan stocks y puede que haya alguno como el que me has descrito" Y se marcha toda contenta mientras nos quedamos pasmados ante tal despliegue´. Vamos que Álvaro ya se veía comprándome el maldito bolso y dispuesto a pasar los dos próximos años tomando sopas de sobre y biebiendo agua del grifo. Pasaron unos minutos que nos parecieron eternos y ella regresó sonriendo...con un bolso dentro de una funda de tela en la mano. Comienza a desenfundar el bolso, poco a poco, poco a poco... yo ya estaba hiperventilando... y saca un bolso... azul marino... "que pena!!! era marrón el que me gustaba, ¿recuerda?" "Ya pero por si acaso" Nos dijo, además, que cuando fuésemos a otros países preguntásemos que a lo mejor teníamos suerte. Lo haremos, dije yo, y sali de la boutique lo más aprisa que mis desgastadas All star me permitieron. La próxima vez que una dependienta me pregunte dejaré a un lado mis rubias ideas y diré lo que dice todo el mundo "gracias, sólo estoy mirando".

jueves, 30 de septiembre de 2010

Mi huelga

Ay que ilusión, huelga general, a ver si es verdad que la vida sigue cuando todo el mundo deja de trabajar, pensaba yo mientras abría con pánico la factura del móvil. Cuando encontré la cantidad total a pagar (algo nada fácil porque hay como 20 cantidades y cuando por fin crees que este mes te ha ido muy bien porque has bajado diez euros, ¡toma! le falta el iva... ay maldito iva) me quedé loca... otro mes. Bueno... la huelga. Voy o no voy a trabajar, ay que lío. Os voy a contar lo que haría una rubia auténtica y luego os confesaré lo que hice yo que cada vez soy más de pacotilla.
Una rubia de pies a cabeza hubiera planeado un día de la leche, así divagaría: "¡que bien un miércoles/sábado!, que locura, una fiesta entre semana pero mejor porque no es fiesta. Voy a ir al starbucks a pagar 4 euros por un chaitilate calentito, a eso de las 11 de la mañana, para no castigarme demasiado. Luego me daré una vuelta por las tiendas, igual cojo el autobús -un segundo después concluye- ni hablar, un taxi que voy a ir en tacones, como tengo la visa hecha polvo zarearé solamente. ¿Para comer? un brunch en algún sitio incómodo y caro, nueva visita al starbucks, limpieza de cutis (nunca la necesito pero como dicen que hay que hacérsela una vez al año...), vuelvo a casa me pruebo mis cosas y decido con qué me quedo".
Yo, claramente acastañada, fui a trabajar porque 'tenía mucho que hacer', el día me cundió, no hubo casi llamadas de teléfono, ni mails y eso según ciertas personas 'me distrae mucho'.
¿Sabéis cual es la diferencia entre lo que hice yo y lo que pensaba hacer una rubia genuína? Que ella pasó un día de perros porque olvidó apagar el despertador, sonó a las 7, como cada mañana, y ya no se pudo dormir de nuevo. Bajó a la calle y como no había taxis echó a andar con sus doce centímetros bajo el talón. Llegó al Starbucks y estaba cerrado, igual que zara. Cuando decidió ir a tomar el brunch todos los restaurantes caros e incómodos estaban igualmente cerrados y sólo había abierto un bar de menú a 8 euros (con todo mi reconocimiento para esos menús) que estaba inexplicablemente lleno de piquetes almorzando ¿¿?? Regresó a casa ultrajada, sudando y con los pies ay... los pies...
Yo en cambio me sentí igual de bien que casi siempre, sólo me faltó mi chaiti, porque confieso que soy adicta a ese brebaje made in Starbucks. Me gusta mucho ir allí con mi madre porque siempre me dice "nena pídeme un cortao", y pienso "a ver cómo le explico..." Al final se toma un café aguado con leche en un vaso de papel de medio litro, pero no le importa... está conmigo.
Mi café

El de mi madre

martes, 21 de septiembre de 2010

Quedar por mail entre rubias... o similares

No todas mis amigas son rubias, seguro, pero la mayoría de las veces se comportan como si lo fueran, yo creo que es contagioso.
Mirinda dice que quiere ponerse mechas californianas... en otoño!! Todo el mundo sabe que las mechas surferas son para el verano y que no tiene sentido llevarlas en octubre, y más si no eres rubia...ella es así. Bueno a lo que voy, es complicado, pero mucho, quedar con mis amigas por mail, aunque no toda la culpa es nuestra. Me explico. A veces te llega un mail que responde a otro que tú no has recibido, bien porque alguna olvidó ponerte en copia o bien porque tu servidor es lento y te llega después, en estos casos son normales las ciberconfusiones, pero no siempre es así. Por ejemplo, si una manda un mail diciendo: quedamos el jueves a las 5 en en el cafe nosequé que está en la calle tal número tal. Parece fácil ¿verdad? pues te equivocas. Reproduzco varios de los mails que nos intercambiamos para quedar.
-Por mi guay, pero no creo que pueda llegar antes de las siete (o sea eso es que no puedes ¿no?)
-Vale ¿alguién sabe como llegar en moto?
-(La misma de antes, al día siguiente) Chicas que yo voy ¿cual es la dirección?
-(El jueves, día de la quedada) Nos vemos esta tarde ¿no?
-Ay es verdad... ya si eso os voy llamando porque se me ha complicado el día. La dirección era esta, c/tal nºtal, ¿no? (esto huele a baja de última hora)
-Sí, si no sabéis llegar pedid taxi que igual es un poco lioso
-(La misma de hace tres mails) ¿cuál es la dirección?
-Ah pero era hoy?

Cuando finalmente nos vemos... estoy agotada, a veces pienso que son más rubias que yo, al menos de espiritu.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Rubias por el mundo

Sólo un detallito...
Yo me tengo por una mujer viajada, con mundo vaya. Y no por que me lo pueda permitir, pagar los viajes digo, sino porque tengo un trabajo que me facilita conocer otros países. Mi última escapada ha sido a Nueva York, imaginaos, me muero. Las rubias responsables empezamos el viaje pensando "no me voy a gastar mucho dinero, no puede ser, un detallito y ya". Dos horas más tarde, y después de ver la última comedia romántica protagonizada por Jennifer López en la pantallita que tienes a escasos 10 centímetros de la cara, pienso "a ver a cuánto estaba el dolar?? a 1,20, pues bueno es como si algo de 100 dolares costará más o menos 80... Ya veré, si veo algo que realmente me guste compro, sino no no, tampoco hay tanta diferencia". Pero después de 8 horas haciendo contorsionismo para encajar las piernas en el infame hueco del avión, después de haber visto el 'principe de Persia' y el  remake de "El equipo A" y tener los ojos rojos como chinches...pienso "tengo la visa, nunca me compro nada por capricho y ¿cuándo volveré a Nueva York? Voy a aprovechar". Total que cuando desembarco en la Quinta Avenida empiezo a hacer cuentas de rubia: veo unos zapatos por 120 dolares, un bolso por 100 más tasas, una cazadora de piel (ejemmmm eso ponía) por 50, vaqueros por 20, camisa por 40... Envuélvamelo oiga que me lo llevo, el dolar esta mañana estaba a 1.20, como esas cosas varían mucho seguro que ahora está a 1.50. ¿Qué chollo! ¡Me sale todo al 50%! Y vuelvo al hotel agotada de pensar y con un fondo de armario renovado y muy neoyorquino. A ver quién me borra a mí la sonrisa de la cara, ¿para qué necesito yo una calculadora?

jueves, 2 de septiembre de 2010

SI HAY QUE VOLVER...

Así me marcho yo de vacaciones, maleta arriba maleta abajo.
Se vuelve evidentemente, pero no es fácil. Hacer una maleta para regresar (salvo contadas excepciones) siempre es como una penitencia que tienes que pagar por haber disfrutado de unas merecidas vacaciones. A ese absurdo peaje luego se suma el de deshacerla al llegar a casa. 
A las maletas de las rubias les gusta esperar ahí, calentitas, a gustito en cualquier rincón de casa antes de ser desechas, y es que aunque llevemos el glamour por bandera nuestro equipaje de vuelta es de segunda. Nos vamos a lo París Hilton: todo ordenado, todo en su sitio, encajado cual tetris y volvemos cual Britney Spears (¿pensad en su maleta por un momento? ¿asco no?).
Yo ya he vuelto, el mundanal ruido se ha vuelto a apoderar de mi rubia vida, mi rubia maleta ya ha sido deshecha. De hecho se ha quedado loca (mi maleta) pues esta vez sólo la dejé reposar 24 horas. “¿Qué prisas son estas? -me dijo- pero si tengo el olor a gasolina metido entre los dientes de la cremallera?”. Tu vida va a cambiar, le solté, he decidido darme algunas mechas chocolate. Ay.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Esas locas rubias

Gente que está mal de la cabeza hay en todas partes y tienen el pelo de muchos colores, pero me ha llamado la atención (mucho, pero muchísimo) este personajillo. Os describo la situación: ella va con su coche a un Mc Auto. Lleva pensando todo el día que cuando salga de la oficina se va a poner como una boya a base de nuggets de pollo (su comida favorita). Mientras conduce va salivando, feliz, emocionada diría yo mientras se imagina poniéndose ciega minutos después (la verdad que a todos nos pasa, a quién no se la ha antojado de repente alguna comida, por peregrina que sea, y ha estado todo el día dándole vueltas al tema hasta que ha conseguido hacerse con el ansiado plato). Bueno estábamos en que llega al establecimiento de comida rápida, a continuación baja la ventanilla de su coche y le pide a la camarera sus nuggets y la osada camarera le dice.... QUE SE HAN ACABADO. Cualquier persona normal se marcharía cagándose en todo y maldiciendo su mala suerte, pero esta rubia no. Ella como si estuviera poseída por una fuerza endemoniada se lía a golpes con la empleada y monta un pollo... vamos que ha ido a la cárcel y todo. Se le fue la cabeza en cuestión de segundos.

Lo mejor es que lo veáis vosotros mismos. Yo como conclusión diré que esta mujer debía tener los poros de la cabeza muy dilatados y, al darse el tinte, el amoniaco traspasó el cuero cabelludo y llegó hasta sus neuronas (pocas o muchas no sé...). En fin que al final la culpa la tiene el peluquero.



lunes, 9 de agosto de 2010

Una rubia puede crear un blog

No es difícil, nada difícil, que digo... ¡es muy fácil! y entretiene... una cosa mala.
Veinte de cada cien mujeres son rubias o al menos lo son cuando nacen (de media en todo el mundo claro, imagino que en Suecia serán 90 de cada 100, y en Uganda...) y pese a que el porcentaje no es muy elevado son muchos los que han visto un nicho de mercado en nosotras. ¿Acaso hay champús para morenas? no me refiero a tintes vegetales o productos cubre canas... sino un champú 'oscurecedor' o productos capilares para obtener reflejos 'negros'. ¿Por qué? Yo creo que porque nosotras los compramos y, es más, estamos encantadas de conseguir un inapreciable reflejo dorado sólo con pasar por la ducha. Mira que nos fastidia reconocer que nos retocamos las mechas o que cada mes toca revisión de raíces. Mis amigas morenas o castañas no tienen ni medio problema, la mayoría no pisa la pelu, salvo en contadas ocasiones... y lo que ahorran lo invierten en fondo de armario.

Hace poco tiempo me levanté una mañana decidida a dejar de ser rubia y fui a la peluquería de mi barrio (bueno, ahora es la del barrio de mi madre) y le dije al regente "tíñeme el pelo para que nunca más me tenga que retocar las raíces"... y me tiñó de morena, así sin complicarse la vida. En esa época yo no atravesaba un momento demasiado bueno y me ví sin autoridad moral para rebatirle su genial idea... me dejé hacer, como quien va al dentista porque necesita un empaste. Fué ahí cuando mi hermano empezó a llamarme 'la peliblanca', mi chico me dijo que era la única rubia que conocía que se había oscurecido el pelo ("joder pero si todas las tías queréis ser rubias... es que a veces no te entiendo de verdad... y deja de llorar que nadie te ha obligado ¡¿no?!" me decía) y mis amigas me miraban con pena mientras me soltaban: "el corte... no está mal". Ese se convirtió en mi mayor problema y los problemas de verdad pasaron a un segundo plano, con lo cual no todo fue tan malo.

Al cabo de unos meses volví a ser yo nuevamente, con mis mechas y mis cosas. Ya os las iré contando.